Tuve la oportunidad de conocer a Victor Marín hace unos años cuando colaboró conmigo como guitarrista invitado en un concierto que di en Managua para estrenar mi primer video musical como solista.
Desde los ensayos me percaté de su enorme musicalidad y de su característica forma de tocar; no solo se limitaba a marcar los acordes de las rolas, sino coloreaba con su guitarra y acompañaba la melodía que hacía mi voz.
Encontrar a guitarristas que te acompañen de esa forma es genial, porque hacen que los demás suenen mejor, dejando cualquier exposición del ego a un lado. Además de que escuchás más su estilo propio.
Guitarristas que tengan su propia personalidad son pocos, ya que tener una voz particular en este instrumento es complejo y son muchos años de práctica. Él viene de una familia de músicos, lo que seguramente aportó mucho desde su infancia a desarrollar su instinto musical.
Empezó a tocar piano, batería y bajo, pero se decidió finalmente por la guitarra eléctrica a los 14 años y desde entonces no ha parado. A los 20 años toma clases con el maestro Ramai Das, presidente del Festival Internacional de Jazz en Nicaragua, y de ahí se sumerge en este género.
La guitarra es el instrumento contemporáneo por excelencia y casi todo el mundo interesado en la música tiene acceso a ella, es normal que en cada casa alguien tenga una guitarra polvosa colgada encima de un clavo.
Hay cientos de guitarristas en Nicaragua, sino miles, pero pocos se concentran en desarrollar un estilo propio que los distinga de los demás. Ese es el caso de Victor, el cual tiene una voz que ha venido desarrollando conforme él ha evolucionado como músico.
Hace unas semanas tuve la oportunidad de verlo con su proyecto Victor Marín Trío junto a Kendal Mejía en el bajo y Alejandro Vega en la batería y me llevé una agradable sorpresa. No había tenido la oportunidad de verlo en vivo y realmente valió mucho la pena.
Es un sonido propio, donde el género fusión con jazz y rock y diferentes estilos le dan la oportunidad a cada uno de los integrantes a expresarse y dejar marcada su personalidad conforme iba avanzando el concierto. Según Marín, él se decidió por esta fusión de géneros porque tiene la oportunidad de expresarse mejor y aplicar lo que estudia como guitarrista.
El proceso de composición de Marín es la improvisación, lo que a mi juicio es una de las formas más orgánicas de componer. Tomar tu instrumento y sacar ideas que desarrolladas desencadenan en una composición completa. Para él lo primero es la rítmica para encima de eso armar una progresión armónica y luego improvisar melodías. Los tres elementos básicos en la música.
Acoplarse con Kendal y Alejandro ha sido sencillo, dado el alto nivel musical de ambos. “Ha sido maravilloso, aportan mucho a los composiciones. Trato de no limitarlos y siempre les doy la libertad que interpreten la composición como ellos la sientan; siempre respetando la estructura de la composición. Es hermoso llevarles una composición y ver cómo ellos le terminan de dar vida”, asegura.
Las metas de Victor es siempre seguir componiendo y hacer la mayor cantidad de música con la mejor calidad posible y aplicar a festivales a nivel internacional. Si querés verlo en acción, Victor Marín estará junto a sus músicos en la XI edición del Festival Internacional de Jazz el día 17 de marzo en el Puerto Salvador Allende en Managua. Oportunidad única para todos los amantes de la música.