Inició como una escuelita para niños en el barrio Manuel Fernández. Luego de una tertulia entre su fundador y uno de los profesores, salió a colocación la intención de crear un movimiento artístico que incluyera todas las expresiones.
Fernando López Velásquez era el director de la Escuela de artes plásticas “Leoncio Sáenz”, la cual estaba dirigida a niños y niñas. Después de cuatro años de compartir sus conocimientos, llegaron los desacuerdos con la directiva del proyecto. Él, junto con un maestro de la institución, Jonathan Morales, decidieron emprender un nuevo rumbo, pero siempre manteniendo la esencia de llevar el arte y la cultura a todos y todas. Así nació el movimiento artístico Leoncio Sáenz.
¿Quién fue Leoncio Sáenz?
López Velásquez narra la historia del artista que sirvió de inspiración para el nombre del movimiento. Leoncio Sáenz a través de su obra, rescataba el valor de nuestras costumbres indígenas. Nació en Matagalpa en 1935. Posteriormente estudió en la Escuela de Bellas Artes en Managua, donde fue discípulo del maestro Rodrigo Peñalba. Era un hombre que no tenía pelos en la lengua, crítico y de carácter fuerte.
Falleció en el 2008 en extrema pobreza, dejando cientos de cuadros y murales icónicos como “El tiangue y mercado”, en el cual se observa el contraste del mundo indígena y el “españolizado” o criollo.
La escuelita
Hace cuatro años nació el proyecto de fundar una escuela de artes plásticas dirigida a todo el público, pero enfocada mayormente en los niños. Un curso de pintura te puede costar no menos de $40, aquí se paga una matrícula de C$100 y luego una mensualidad de C$250. Cuando un estudiante nos dice que tiene problemas para pagar la mensualidad, le damos una beca completa en algunos casos. Lo que queremos es llegar todos, cuenta López Velásquez.
Posteriormente, hubo ciertas complicaciones entre la directiva de la escuela. Se pensó por un momento que el proyecto llegaría a su fin. Los profesores no podían permitir que una iniciativa como esta, tan importante a nivel social, cerrara así por así. Por esta razón, su esencia pasó a ser un movimiento artístico en toda regla. Sus fundadores están luchando para que más artistas se sumen al proyecto y así oficializarlo a través del Ministerio de Cultura. Su meta es salir a las calles y no tener restricciones.
El movimiento artístico
Lo que se pretende con el este movimiento es juntar todas las ramas artísticas: artes plásticas, dibujo, música… salir a las calles, hacer intervenciones, afirma López Velásquez. De eso se trata, que no solo sea del gremio de la pintura, también queremos poetas, músicos, todo, agrega el artista y profesor Jonathan Morales.
La escuelita ha hecho actividades como pintar al aire libre en diferentes puntos de la capital. Esto ha ayudado a los niños a salir del típico ambiente de estudio y conocer nuevas perspectivas. Como actividades futuras, tienen planeado realizar pintura en vivo en el volcán Momotombo. La intención de salir a las calles no solo radica en obtener nuevos paisajes para sus lienzos, también buscan intercambiar experiencias con artistas y estudiantes locales.
A pesar de que la mayoría de sus estudiantes son niños y niñas, la escuela no tiene un límite de edad. Han tenido como estudiantes a personas mayores e incluso a una niña con síndrome de Down. Este grupo de artistas buscan que el arte sea para todo tipo de personas, sin exclusiones. Una de las próximas metas del proyecto es implementar clases de piano, guitarra, charango e incluso serigrafía.
Queremos que la gente vea el arte en la práctica, es el mejor anuncio para atraer a las personas.
Fernando López Velásquez (pintor y propulsor del movimiento Leoncio Sáenz)
Para conocer más de este proyecto o inscribirte en clases de pintura, visitalos en sus instalaciones: gasolinera Petronic Larreynaga, 3 cuadras abajo, 2 cuadras al sur.
Escrito por Franklin Villavicencio