Nohelia Zuniga es de esas mujeres que se la pasa de arriba abajo en la Managua furiosa, rodeada por círculos que se entrelazan alrededor de su cuerpo, en una presentación callejera que mezcla el circo con la danza.
“Con el paso del tiempo a lo que más me he dedicado es a hacer malabares con hula y últimamente me he interesado en hacer equilibrismo con el monociclo y juntar las dos cosas”, cuenta Nohelia.
A esta joven jinotepina se le puede ver a veces en los semáforos de la capital sacando de la rutina por un momento a las personas en los carros.
“En los semáforos hay alguien que aplaude o se conmueve con lo que hago, las reacciones, una vez una niña me regaló una rosa blanca”, cuenta sonriente.
El momento decisivo
Cuando Nohelia decidió salir de Jinotepe a estudiar Ingeniería Química en la UNI nunca se imaginó que encontraría su pasión por las artes justamente en los pasillos de esa universidad y que al final sería el momento en que tendría que tomar una decisión profesional.
“Me di cuenta que la química no es lo mío. Yo empecé a hacer teatro en el grupo de la universidad con Nabucodonosor Ganímedes, luego estudié dos años en el Justo Rufino Garay, luego en el Berrinche Ambiental fue donde conocí el circo y ahí me decidí a entrar de lleno en el arte”, comenta.
El Berrinche Ambiental es un festival que se hace desde hace varios años en la primera luna llena del año y dura una semana.
En siete días este evento logra enlazar un sinnúmero de presentaciones, eventos y talleres para promover las distintas vertientes del arte.
El arte ayuda mucho a la salud mental. En abril 2018 me sirvió para relajarme y desconectarme de lo que estaba pasando, porque en esos tiempos todos estábamos encerrados en la casa, tensos y pensando en eso todo el día”, cuenta.
Para Nohelia ser parte de esa experiencia lo definió todo en sus planes futuros y la motivó a capacitarse constantemente, hasta el punto de asistir al festival todos los años.
“Me gustó mucho el formato, porque es un festival hecho para la gente, en todos lados entrabas a los espectáculos, son gratuitos y no solo son en el centro de Granada sino también en las comunidades como más desfavorecidas”.
Un canalizador de esperanza
Nohelia considera que el arte en tiempos de crisis funciona como un pararrayos donde puede canalizar la energía ya sea negativa o positiva.
“Lo hago para dejar a un lado el terror, el miedo y enfocarme en que aunque esté pasando todo esto en mi entorno, hay una esperanza porque siempre debemos mantenerla para seguir creando”, explica.
No cabe duda que el teatro y el malabarismo es lo que Nohelia disfruta más hacer, pues entre sus planes a futuro está volver un poco al teatro y fusionarlo con el circo.
“Quiero hacer una presentación de por lo menos una media hora, y también me gustaría viajar y conocer otras técnicas para seguir aprendiendo”.
Dedicarle tiempo a lo que le apasiona es una prioridad en la vida de Nohelia, pues piensa que es importante enfocarse en un proyecto que la haga sentirse realizada.
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Intuitiva y osada
Nohelia opina que todas las personas deberían desarrollar sus capacidades al máximo sin tener que hacer algo que no les gusta en un trabajo de ocho horas.
“No todos tenemos las mismas aspiraciones de vida, las mismas metas. Tener la libertad de escoger lo que nos gustaría hacer en la vida ayuda a que la sociedad se desarrolle de manera sostenible”.
Al final lo que la mantiene en pie es tener la confianza en sí misma y seguir la intuición, sobre todo porque Nohelia enfatiza en que este tipo de trabajos no se escogen sino que de alguna manera escogen a las personas y hay que aceptarlo y disfrutarlo.
“La gente siempre va a hablar. Al final en cualquier trabajo habrá altibajos, sacrificios, desvelos y hasta pasar hambre o angustias, pero al menos estás haciendo algo que te gusta y estás invirtiendo en vos misma”.
Por ahora Nohelia tiene presentaciones en agenda y un taller en Bluefields este 19 de marzo.