En los últimos años la violencia que viven las comunidades indígenas va en aumento, particularmente para las mujeres indígenas en Nicaragua, quienes son las principales integrantes de los “sectores en riesgo” de la población adulta del continente americano, lo cual está afectando profundamente sus formas originarias de vida, costumbres, valores y formas de ver, sentir y vivir el mundo.
“Nadie puede justificar, por ningún motivo, la matanza indiscriminada de civiles indefensos. Ninguna causa o bandera puede validar el uso del terror asesino en contra de mujeres, hombres y niños.” – Rigoberta Menchú.
Históricamente las mujeres indígenas han sido las creadoras de toda una identidad cultural que se sigue conservando en el idioma, la espiritualidad, la cosmovisión y los conocimientos gracias al rol de educadoras que han realizado. A pesar de esto siguen siendo discriminadas en nombre de sus raíces, ubicación geográfica, raza, idioma, clase y condiciones de género, clasificadas como atrasadas en relación al sistema consumista que cada día causa más desigualdades en el mundo.
Gozar igualdad de derechos para las mujeres indígenas en la práctica no existe ya que además de cumplir con la jornada de trabajo, emprenden otra jornada en sus hogares, donde muchas terminan trabajando más de 15 horas al día y, claro, sin remuneración alguna. Los hombres tienden a discriminarlas económicamente porque creen que solo ellos saben trabajar y aportar dinero a la familia y que el papel de la mujer es dar a luz y cuidar de ellxs.
Así que también el empoderamiento de las mujeres indígenas se ve obstaculizado cuando las leyes no son iguales, como el claro ejemplo de la Ley 717, Ley Creadora del Fondo de Tierra para Mujeres Rurales con Equidad, aprobada en el 2010 con el objetivo de financiar la compra de tierra a precio y plazo justo, pero a cinco años esta ley sigue sin ejecutarse, por lo que muchas han recurrido al alquiler de tierras tomando en cuenta que generalmente los propietarios son hombres, y esto no las hace gozar de igualdad de derechos.
Realmente hablar de la violencia que soportan día a día las mujeres indígenas en nuestro país ha sido un problema que hemos callado todas y todos, por lo tanto muchas de ellas se han organizado con el propósito de defender el derecho a una vida sin ninguna manifestación de violencia e inequidad como Voces Caribeñas, CEIMM-URACCAN, Mujeres del Wangki, Fundación Entre Mujeres entre muchas más.
Por más de tres décadas las mujeres indígenas en Nicaragua se han organizado activamente para seguir exigiendo a los gobiernos la garantización de sus derechos e igualmente es un gran desafío para todas y todos los nicaragüenses y lograr una convivencia pacífica, diversa, incluyente y sin discriminación alguna. No permitamos ningún tipo de violencia ni a las nuestras ni a nadie.