Daniel Aragón se acerca a la mesa para presentarse y a simple vista todo está bien, ha trabajado en su confianza y autoestima por años y hoy lo demuestra sin duda alguna, aunque al pronunciar su segundo apellido, la letra A lucha por salir. Sin embargo, su personalidad es tan sociable y llevadera que la tartamudez no logra detenerle las grandes ideas, en su constante lucha entre las palabras y su fluidez.
Hace 7 meses se le ocurrió la idea de iniciar una investigación sobre la tartamudez, pues le pareció importante desarrollar el tema ante los escasos o nulos antecedentes en el país y sobre todo porque este problema le afectaba directamente. “Tenía que saber cómo está la situación en Managua, aunque me hubiera gustado hacerlo en todo el país. Toda la vida he sido súper tartamudo, se me burlaban bastante, pero con los años he encontrado mis propias tácticas, pensé que debe haber otros niños u otras personas como yo que llegan a adultos y todavía pasan por el mismo problema”.
A sus 24 años, algo tan simple como ir en el bus se convierte en una gran complicación, cuando con calma y concentración, trata de decir en qué parada se va a bajar sin equivocarse. “Desde que yo tenía 16 años me mandaron donde una logopeda y me di cuenta que no hay muchos, hay 6 logopedas, luego con la investigación supe que de esos 6, 5 tratan a niños y una puede tratar a adultos, pero no es su especialidad”. Y quizás, lo preocupante es que se desconocen las causas, “hay muchas teorías, algunas plantean que es algo psicológico, genético, que es una discapacidad o algo neurológico. Lo que se ha visto es que cada caso es tan distinto que lo que a mí me funciona no necesariamente le funciona a los demás”.
En gran parte toda la iniciativa la desarrolló por su hermano, quien cumplió hace poco 18 años y también lidia con la tartamudez. Sin embargo, fue el mejor alumno de su año y el discurso lo tuvo que dar frente a toda la escuela, así que, para evitar un mal rato, mitad habló y mitad cantó, ante el asombro de todos, sin ningún detenimiento. De hecho, Daniel no sabe porqué exactamente puede cantar con fluidez, él y su hermano cantan todo el tiempo y así se comunican más cómodamente, “me agrada cantar, pienso que es el único momento en que siento que fluyo y que no hay ningún obstáculo”.
Asimismo, cuando habla por celular lo hace bien, porque mueve mucho las manos, camina por todos lados y eso le permite distraerse. Pero también puede manejarlo con otras alternativas. Por ejemplo, ha aprendido a sustituir las palabras, conoce muchos sinónimos para que cuando una palabra no sale, intente expresarse con otra, incluso da clases de inglés en la Academia Europea, gracias a que descubrió que si habla con otro tono de voz, lo disimula mejor, “yo ahí soy como un personaje, el profe Daniel, actuar me facilita las cosas, hay actores que se les ha conocido por ser tartamudos y no se les nota porque están dentro de un personaje como Bruce Willis y Marilyn Monroe”. Por ende, aunque no hay una cura, es evidente que el arte es una vía de expresión que dulcifica el malestar.
Por otro lado, durante su investigación vio que más del 80 por ciento de los entrevistados admitió haberse burlado de un tartamudo. “A veces he dudado de mi inteligencia o de mi capacidad debido a la tartamudez, por eso hay que proponerse retos e ir tras ellos. La gente me dice que es maña mía y realmente eso no ayuda mucho, si yo pudiera hablar bien, hablaría bien. Simplemente hay días buenos y días malos sin que yo pueda saber por qué hablé perfectamente bien ayer y hoy espantosamente mal”.
Actualmente Daniel estudia dos carreras en la UAM, Diseño Gráfico y Comunicación, “muchos piensan que es algo contradictorio, pero yo dije lo voy a hacer y ahí estoy”. Lo que más le afectaba es que la gente pensara que era tonto o incapaz, era mayor el miedo de disimularlo que otra cosa, “más que el problema lo que nos afecta es la presión social, la eterna pregunta de si lo notan o no”.
Junto con su investigación creó una página en facebook conocida como Asociación Nicaragüense de la Tartamudez, con la intención de congregar una comunidad, “mandé el contacto a escuelas y universidades por si conocían alguna persona tartamuda para que entrara a la página y compartiera cómo nos sentimos, darnos tips o contar qué reto tiene”. El 20 de octubre es el Día Internacional de la Tartamudez, Daniel quisiera hacer un evento con charlas o talleres junto a un logopeda para que otros hablen de su problema y cómo lo han ido superando, pues “no es un cambio de tratamiento ante la tartamudez, es un cambio de actitud”. De igual manera le encantaría hacer algo con la música, pues sabe que ayuda bastante. Por último, su sueño es seguir con la asociación, pero de verdad, con fondos y respaldo legal para ir a todo el país y así poder llevar su experiencia y su mensaje con la agradable fluidez de sus intenciones.
Si usted es una persona que tartamudea, logopeda, terapeuta del habla o un miembro de la familia de un niño o adulto que tartamudea, o si tiene preguntas sobre la tartamudez, puede comunicarse a [email protected] o al número 8971-6501.
Escrito por Malva Izquierdo
Wow!… Me gustó mucho este blog. Y felicidades a Daniel. Yo lo conozco desde hace mucho y siempre ha sido positivo. Me alegra que haga una asociación por los que muchos se sientan identificados. Siempre adelante!