Llamando a las cosas por su nombre es una filosofía que estoy aplicando con mi hija de 3 años y medio. Con noticias tan desconcertantes sobre violaciones a los derechos de la niñez, depredadores sexuales y abusos de toda índole creo firmemente en que la preparación siempre será la clave del éxito y nunca es demasiado temprano para iniciar en «temas delicados» a nuestras niñas y niños.
El tema de los abusos sexuales es muchas veces desagradable y hasta incómodo de abordar, pero es justo y necesario, es una responsabilidad y un deber procurar la seguridad física y emocional de los pequeños.
Es alarmante hacernos de la vista gorda cuando uno de cada cinco niños se ve afectado. Las estadísticas nos dicen que la mayoría de los abusos ocurren en el entorno familiar, por padres, tíos, amigos de la familia, etc. No dejemos que la confianza depositada en otros sea mayor que la confianza que brindamos a nuestras hijas e hijos.
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Los niños absorben una cantidad increíble de información a diario, y nosotros como madres/padres debemos ser responsables de transmitirles las herramientas básicas no solo de aprendizaje tradicional sino de información que nutra su personalidad, autoestima y seguridad.
Muchos nos preocupamos por aprovechar la primera infancia enseñando un segundo idioma, a tocar un instrumento musical o incluso una doctrina, pero pocos procuramos que la educación de la niñez sea integral en el sentido de aprovechar todos los aspectos de la cotidianidad en pro de su desarrollo y felicidad.
Seamos honestos, ningún juguete podrá reparar el daño de un abuso o violencia en una criatura, no hay distracción que sane una autoestima dañada, más que el apoyo de la familia y una terapia consecutiva.
Una de las formas más sencillas de abordar este tema es con cuentos o narraciones de acuerdo a la edad del niño o la niña, uno de nuestros favoritos es el libro Kiko y la mano, el que es parte de la Campaña del Consejo de Europa contra la violencia sexual sobre niños, niñas y adolescentes.
Psicólogos confirman que el tono que empleamos al abordar estos temas es fundamental y debe ser enseñado para marcar la seguridad y confianza, la niña o niño debe comprender que su cuerpo es suyo, y que nadie bajo ninguna circunstancia debe o puede tocar sus partes privadas, y por ende deben poseer y creerse en potestad de reclamar, gritar y defender su convicción. Curiosamente el tono o protesta con el que se detiene un indicio de abuso es uno de los principales frenos de los abusadores.
Llamar a las partes privadas con sus nombres no debería ser causa de escándalo en pleno 2019, las mujeres tienen vagina y los hombres tienen pene, no debe tomarse como escándalo Freudiano, afianzar esta información de forma natural evita el morbo.
El conversar con sus niños y niñas les permitirá más fácilmente abordar temas difíciles y conocer la importancia de cuidar sus cuerpos a nivel de higiene física y emocional y sobre todo a aprender a defender y reaccionar a situaciones que ellos están convencidos no son normales. Estemos atentas/os a cualquier cambio conductual o emocional, y apoyemos y creamos en sus relatos.
Colaboración de La Millennial Mom