Supongamos que vivís en Granada o en León, tenes tu casa en el centro, en la cual tu familia ha vivido por varias generaciones, has visto y percibido muchos cambios en la zona desde tu niñez, pero te llama la atención últimamente la cantidad de espacios destinados a tours, yoga, bubble tea, cafés, Airbnbs y tiendas de souvenirs para turistas; todo ahora gira en torno ‘’a los cheles’’.
Las inmobiliarias rondan tu casa- ya que saben el valor que posee actualmente- y algunos vecinos con los que has compartido el barrio desde que tenes memoria, ya no pueden pagar el alquiler por los altos aumentos y se han tenido que mudar a las afueras de la ciudad.
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Vivir en una zona que drásticamente se está transformando en un centro turístico te hace preguntar:
¿Cómo es que siempre hay dinero para nuevas urbanizaciones pero nunca hay dinero para mejorar los parques o las escuelas o los hospitales? ¿Por qué la gente pobre vive al lado de basureros y la gente rica vive rodeada de recursos naturales?
¿Por qué solo los turistas tienen acceso a playas y senderos limpios y cuidados? ¿Por qué una cerveza cuesta 80 córdobas en este bar? ¿Por qué el emprendedurismo siempre se enfoca en los intereses del turista y no en mejorar la comunidad?
¿Cómo se llaman estos fenómenos?
La respuesta es gentrificación, primera vez utilizado en la sociología por Ruth Glass, en los años de 1964 en Londres, cuando la clase media-alta compraba y remodelaba casas victorianas de la clase obrera, revalorizando y expulsando a estos mismos del barrio.
Específicamente la gentrificación es un proceso histórico de transformación urbano en el que la población original de un sector o barrio deteriorado y con pauperismo es progresivamente desplazada por otra de un mayor nivel adquisitivo a la vez que se renueva.
La gentrificación equivocadamente se celebra como un índice de desarrollo económico y como una celebración estética de embellecimiento.
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En otras palabras, la gentrificación es el proceso donde una población adinerada, ya sea con afines al gobierno, la empresa privada o turista, desplaza a una población pobre (territorialmente y culturalmente).
Por ejemplo, lo que está pasando en las periferias de Managua, periferias que históricamente han sido barrios pobres, asentamientos, fincas, ahora se están convirtiendo en comunidades élites, y residenciales.
Técnicamente lo que sucede bajo la gentrificación, es cuando el valor de la propiedad sube hasta el punto que los propietarios originales ya no pueden pagar renta e impuestos en esa propiedad, lo que los obliga a venderla o mudarse a otro lugar, donde sea más barato vivir.
¿Cómo ocurre?
Estas dinámicas ya antes mencionadas en donde se pone como prioridad la economía y el consumo llegan a generar la turistización y gentrificación en nuestros territorios, las cuales llegan a reconfigurar nuestras ciudades.
Las personas originarias del espacio se ven obligadas a desplazarse por la subida abrupta de los precios de alquiler y los que se van quedando se ven en la situación de vivir la subida de precios de recursos básicos.
Además de la sustitución de comercio de proximidad por diferentes tipos de franquicias destinadas al consumismo y turismo, las dinámicas de barrio van desapareciendo y la posibilidad de tener una charla con la vecina o poder ir comprar tortillas a la esquina simplemente resulta inexistente.
¿Quiénes se benefician?
Siendo un proceso que causa la elitización de las ciudades, no es muy difícil imaginar que los beneficiarios serán las personas de mayor poder adquisitivo, los dueños de estos comercios no son más que inversores privados de clase alta o extranjera, aquí los pobres no son dueños de nada.
El turismo es un fenómeno que no se comporta de manera neutra, sino que se rige por nuestro sistema capitalista, colonial y patriarcal.
Los negocios populares no pueden competir contra la inversión privada entonces las pulperías y tortillerías comienzan a cerrar y en cambio surgen más centros comerciales o cafés gourmet. Recordá: desarrollo económico no equivale a desarrollo social.
Ejemplos de gentrificación en Nicaragua
-San Juan del Sur: San Juan es uno de los mejores ejemplos de estos diferentes fenómenos, el turismo convierte a las ciudades costeras en espacios de descanso, retiro o locas fiestas destinadas para los extranjeros, es fácil notar el desgaste que se vive en el centro de San Juan del Sur y sus playas por diferentes visitantes internacionales y nacionales que se creen con el derecho de orinar en la calle, gritar y tirar la basura donde se les dé la gana.
Es sencillo ver que el centro de San Juan del Sur no es genuino, los negocios de ropa boho-chic, smoothie bowls y yoga a 10 dólares la sesión, no son elementos muy nicaragüenses que digamos, otro tipo de colonización urbana se va generando. ¿Qué cantidad de negocios en San Juan del Sur creen que les pertenecen a las personas nicaragüenses?
-Granada: En el caso de Granada, su centro histórico se puede observar con indicios de tematización y museificación, que es el proceso que sufren los centros históricos -comúnmente los que son nombrados patrimonio de la humanidad por la UNESCO- de convertirse en un bien consumible más.
El centro ya no es del granadino, hay un hotel cada dos casas seguido de un Rent-a-Car, los distintos restaurantes son inaccesibles para la mayoría y los pocos habitantes originarios del centro se van convirtiendo en un elemento más del parque de atracciones a ofrecer. Preocupate si abren un Selina en tu ciudad.
-León: Es importante tomar como primer factor al pensar en León, en el hecho que es una ciudad históricamente dividida entre barrio indígena de Sutiaba y la ciudad colonial.
El barrio indígena desde la fundación de la ciudad fue delimitado social y físicamente por los pobladores de origen español, creando un sinnúmero de desigualdades que hasta el día de hoy se van cargando y se pueden observar fácilmente al cruzar la calle Rubén Darío que conecta el barrio indígena al centro de León.
A la hora de conseguir trabajo la población de Sutiaba se traslada diariamente al centro, en donde se encuentran un centro mezclado entre podríamos decir un paisaje urbano mucho más auténtico en comparación a Granada, pero que se ve poco a poco consumido entre tours y diferentes bares con poca ordenanza y control a la hora de respetar el tejido social de la ciudad.
¿Cómo se combate?
Primero hay que identificarlo. Cuando estés en un parque o en restaurante o en un centro comercial, pregúntate:
¿Para quiénes son estos espacios? ¿Para quiénes son estos productos? ¿Quiénes se benefician? ¿Y quiénes se invisibilizan? ¿Quiénes son los dueños de estos espacios? ¿Qué tipo de nuevas urbanizaciones se están creando?
Hay que entender que estos sistemas turísticos se tienen que sobreponer a los ya existentes y naturales de la ciudad, trabajando en conjunto.
Las administraciones públicas de las alcaldías tiene que entender que es prioridad la inversión de la calidad de vida de los habitantes antes que la del turismo.
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Los beneficiarios del turismo deberían de tener la responsabilidad social de contribuir a la comunidad de la cual se benefician, por medio de políticas sociales y pago de impuestos destinados a la ciudad.
Además de poner suma atención al plan de usos para mantener un control en la creación comercio, restaurantes de moda y bares, priorizando en vez la aparición de bibliotecas, espacios públicos apto para la ciudadanía, guarderías, escuelas, etc.
La organización comunal es una de las mejores maneras para responderle a la gentrificación:
1) Forma o se parte de un sindicato de inquilinos: Un sindicato de inquilinos es una grupo de personas que rentan habitaciones o casas y unen sus fuerzas para tener mayor poder frente a reformas urbanas, nuevas construcciones o leyes gubernamentales que puedan afectar sus viviendas.
2) Pertenece a una Asociación de tierras comunitarias: Las Asociaciones de Tierras Comunitarias son organizaciones en el cual las personas miembros compran terrenos y viviendas para mantener el poder en las manos de los pobladores originales.
3) Pídele a tu alcalde una ley de Control de Rentas: El Control de Rentas pone límites de cuánto se puede alzar la renta de un local, y que esta sea controlada por el gobierno local. El Control de Renta asegura que las empresas privadas sean mayormente supervisadas por una asociación de la comunidad para así incrementar la accesibilidad y prosperidad de la población.
Colaboración de Yarince Pérez y Aparecida Arguello