“Con ímpetu inquebrantable. hoy tengo ganas de cantar incoherencias feminista posmoderna de la eterna primavera intento vivir del arte aunque realmente no quiera me perdí en el tiempo y me equivoqué de era”. Fragmento de Poesía Venenosa
Aunque confiesa que quiso llamarse Obsidiana, esta rapera llamada Rebeca Eunice Vargas, heredó su nombre de una tía desaparecida cuando los conflictos bélicos en Guatemala, pero como parte de su crecimiento personal y su compromiso feminista decidió que su nombre sería Rebeca Lane, un apellido heredado de la calle beatleana que nunca envejece: Penny Lane.
Rebeca es una joven de rasgos intensos, porta en sí el aire adusto de los ídolos guatemaltecos, pero cuando habla su voz fluye cantarina y juvenil, sobre todo cuando nos cuenta los orígenes de su familia y de aquel abuelo poeta que en los cumpleaños siempre hacía un poema con una métrica perfecta.
Acunada por una familia de poetas y músicos, era inevitable que esta joven derivara hacia la música, como ella misma confiesa: “En la música empecé hace mucho tiempo, mis padres eran melómanos. Desde muy pequeña estaba en un coro, hacía música andina, tocaba percusión”.
Con estas raíces no fue una coincidencia que hace dos años y medio, Rebeca Lane se volcara de lleno al mundo del rap, de una forma más seria, ya con dos discos en su haber: Cantos en el 2013 y Poesía Venenosa en el 2014.
Y es por esa razón que ahora está en Nicaragua una vez más, pues muchas de sus canciones son conocidas y divulgadas por colectivos de mujeres y organizaciones feministas, ya que su primer disco abordó de lleno estos temas.
MF: ¿Todas las letras de tus canciones están súper enfocados en la defensa de los derechos de la mujer, pero no abordas otros temas?
“Abordo muchos temas, pero fueron sobre todo mis primeras canciones las que estaban enfocadas al tema del género, eso está en mi primer disco que era muy feminista, pero ya mi segundo disco es un poco más amplio el espectro de temas abordados, el tener otro estilo de vida te lleva a tener otro tipo de reflexiones más profundas acerca de la existencia, no solo la violencia contra la mujer sino la violencia contra mi cuerpo, cómo me alimento o la violencia contra el medio ambiente, las responsabilidades con una misma como los rituales de sanación. Tengo una canción ahí en el disco sobre mis rituales de sanación en el mar, tengo otras canciones que reflexionan sobre la construcción social, una de las cárceles del ser humano para ser feliz. En este disco uso el recurso poético de las metáforas”.
Este sábado Rebeca dará un concierto en Managua y sus expectativas son muchas porque ella considera que debe «retornarle al público nicaragüense todo el amor que me dan, hay mujeres acá trabajando el tema de la diversidad que están siempre promoviendo mi música en Nicaragua, poniéndola en las radios, por eso para mí es un gusto venir por acá, para retroalimentarle a ellos ese amor que me dan, pero además quiero conocer nueva gente porque sé que Managua Furiosa tiene su público y quiero compartir con ellos también mi música que es centroamericana. Empezamos a pensar que a través de la cultura estamos rompiendo barreras importantes, este encuentro nos sirve para conocernos un poco más en nuestro mismo territorio”.
MF: Algunos consideran que se debería nacer y formarse feminista, cómo fue tu cercanía a esta temática.
“Tiene que ver con mi formación familiar, ellos son matrilineales, no hablo de matriarcado, sino que en la concreta ellas llevan las riendas, son las líderes de la dinámica familiar, claro que no por eso no estamos libres de errores. En esta línea he crecido alrededor de mujeres fuertes, independientes, entregadas a sus pasiones, en ese sentido he visto a las mujeres lograr lo que se proponen. A mí nunca me dijeron que me casara o tuviera hijos, nunca me dijeron que era mi destino manifiesto o algo así, me dieron a leer muchísimos libros.
Crecí en un ambiente donde era natural ser una mujer independiente y luego cuando empecé a escuchar la palabra feminismo no sabía lo que era, pero sentía que me identificaba con eso, con el sentido del poder y la asumí como parte mía, imagínate que siendo muy pequeña, me recuerdo a los 10 años diciendo que yo era feminista y bisexual y creo que no tenía ni idea de qué eran esas cosas (risas).
Más adelante empecé a encontrarme con el feminismo a través del teatro y en la universidad, estudié sociología, y empecé a leer teorías feministas y todo quedó definido en mi mente”.
MF: Además del rap ¿tocas algún instrumento, cómo es el engranaje a la hora de presentarte?
He tocado instrumentos, pero no lo involucro en lo de rap, más bien trabajo con productores musicales, trabajo con ellos las bases instrumentales, cada uno va ensamblando, pero para un concierto en vivo hip hop lo mejor es hacerlo con DJs, para nosotros ellos son una figura muy importante, pues fueron los que iniciaron este movimiento. Siempre trabajamos con un DJ y una cantante que va rapeando sobre las bases instrumentales.
Y con cada presentación su objetivo se hace más contundente: hacer que más mujeres se unan al ideal de igualdad de género. “El reto de la nueva generación de feministas es no repetir los patrones patriarcales, además si tu trabajo es con una escoba o en un escritorio no importa no hay que segmentar, a veces las mujeres del campo vienen y son las que van adelante con las mantas y es necesario que la carguemos todas, que nos ‘asoliemos’ todas, que nos empoderemos todas”, puntualiza.
Rebeca se emociona hablando de sus conciertos en Nicaragua y nos confiesa que su momento más agradable en los mismos es cuando canta Mujer Lunar, porque el público, sobre todo las mujeres, la cantan con el fondo de su corazón, como si la hubieran escrito ellas, «siempre que la canto me dan ganas de llorar, nunca pensé que algo tan personal se volviera un himno colectivo. Ese es mi momento favorito”, expresa.
Escrito por Malva Izquierdo
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p style=»text-align: justify;»>Fotografía cortesía de Pepe Orozco
«imagínate que siendo muy pequeña, me recuerdo a los 10 años diciendo que yo era feminista y bisexual y creo que no tenía ni idea de qué eran esas cosas (risas).»
estereotipando un poco ese movimiento