Para muchas personas la religión ha tenido un rol avasallador sobre la penalización de la interrupción del embarazo en Nicaragua. Sin embargo, no todo el panorama es negativo.
Hay religiosos que tratan de darle un giro más «humano» a la manera en que la religión es tomada en cuenta en temas tan delicados como la interrupción del embarazo.
Según datos brindados por el Vaticano en este año, uno de cada dos bautizados reside en América y específicamente en Latinoamérica reside el 40% del total de personas católicas en el mundo.
Por eso visitamos el Centro Interclesial de Estudios Teológicos y Sociales para encontrar teólogos dispuestos a hablar sin barreras sobre el tema y encontramos a Harold López, docente de la Facultad de Teología y Yonny Mejía, docente y coordinador de diplomados.
Creo que las leyes en nuestro país han involucionado. Antes que entrara en vigencia el nuevo Código Penal (2007-2008), el Código anterior en su Arto. 165 determinaba la práctica del aborto terapéutico cuando concurriera la valoración de tres facultativos que fuesen coincidentes en su diagnóstico». – Harold López
Sobre Harold
Actualmente coordina dos programa de estudios: Licenciatura en Teología y Diploma en Estudios Bíblicos. Además, como facilitador teológico, ejerce esta labor donde requieran sus servicios, ya sean iglesias, escuelas o institutos bíblicos, centros de capacitación, etc.
Entró al CIEETS a finales de los años 80 pero no fue hasta en la década de los 90 que entró como estudiante de Teología al programa de Bachillerato Superior en Teología, ahí se enamoró del proyecto de la Facultad Evangélica de Estudios Teológicos (FEET), en especial, de su propuesta de formación teológica, pues considera que era muy pertinente y con un enfoque diferente al tradicional.
Académicamente, Harold tiene la intención de cursar una Maestría en Teología y otra en Derecho, puesto que son las dos carreras en las cuales se formó.
«Hay que restablecer la normativa penal anterior»
Harold considera que la religión como tal y por sí misma, no debe tener ninguna potestad sobre la decisión de las personas. La religión no debe imponer o decidir, sino que ella debe enseñar a decidir con fundamento, qué camino seguir o qué decisiones tomar.
La religión para él es pedagógica y dialógica desde su fundamento, no impositiva. Debe enseñar a conducirnos con justicia. «Desde esta perspectiva la religión no tiene efecto manipulador o coercitivo sino promotor de la libertad de cada ser», creado dentro del ámbito del respeto por la vida en todas sus expresiones.
«Siento que la religión, debe ser orientadora, iluminadora, una guía que encamine al ser humano a la religación de la vida en plenitud. Un conjunto de prácticas que promuevan en el ser humano la capacidad de conducirse sabiamente en esta vida», expresa.
Para Harold permitir el aborto terapéutico una vez determinada la no posibilidad de vida del no nacido, sería lo mejor para ambos (mujer embarazada-non nato).
En cuanto a causas de malformación congénita o cuando la madre está en riesgo, coincide con que «hay que restablecer la normativa penal anterior que permitía que los profesionales del campo médico, determinaran la viabilidad del proceso y del producto, y los riesgos que implicaba para la mujer».
Por otro lado, opina que en el caso de violación, se debería de tomar en consideración la voluntad y la decisión de la mujer embarazada. Es un derecho humano, -en este caso de la mujer-, decidir sobre su cuerpo y asumir las consecuencias que se deriven de su libre decisión.
El rol de los hombres y la sociedad
«Pienso que cuando hay conciencia de la complejidad del hecho y plena asunción de las responsabilidades en conjunto por parte del hombre, se debería tomar en cuenta su opinión y decisión al respecto. Siendo este el caso, será decisión de ambos (mujer-varón), lo que se vaya a hacer. Caso contrario, el hombre, tendría quizás, mucho que opinar pero nada que decidir», opina.
Asimismo, su experiencia le ha permitido encontrar varios puntos débiles en la manera en que se ha venido promoviendo la interrupción del embarazo.
Es por eso que cree necesario promover una labor de sensibilización y concientización en esta línea, es decir, lo que significaría para las mujeres la práctica o no de un aborto terapéutico. Las consecuencias que tiene para su vida, para su futuro y para el de su familia.
«Existen en el imaginario social muchos prejuicios respecto al tema del aborto terapéutico, sobre todo opiniones muy negativas de las mujeres que deciden o desean realizárselo. Se tilda a estas mujeres como madres desnaturalizadas o malas madres, se les desprecia. Pero estas personas no toman en cuenta las historias de vida o los procesos traumáticos y angustiosos que muchas mujeres atraviesan por causa de sus embarazos disfuncionales. Al fin de cuentas nadie sabe mejor cuanto pesa la cruz sino el que la carga».
¿Qué se debe hacer?
Por otro lado, para Harold el Estado debe garantizar una legislación que esté acorde a las necesidades de las personas (en este caso de las mujeres) y dé respuesta, sobre todo, cuando la vida está en riesgo.
«Siendo así, sería prioritario construir espacios o instituciones especializadas en atender y dar seguimiento a este tipo de casos que son muy comunes en nuestro medio. Finalmente, debe ser un esfuerzo conjunto, derribar mitos y prejuicios mediante la educación escolar, eclesial y familiar», puntualiza.
A lo largo de su labor como docente Harold ha notado que sus colegas también están conectados en la lucha por el derecho a la libertad y a la vida, sin imposiciones, ni represiones ni manipulaciones.
Sin embargo, no todas las personas que profesan alguna religión opinan igual sobre el tema y al respecto Harold aboga por la sensibilidad y el humanismo: «Sean más empáticos, miren a su alrededor la situación de muchas mujeres que atraviesan verdaderos calvarios por causa de estos hechos, es compleja. No debemos condenar y hacer pagar con su vida a muchas mujeres víctimas de los desmandes y atrocidades cometidos por otras personas. Que hay situaciones en la vida que necesitamos reflexionar a fondo antes de tomar una postura discriminatoria, excluyente o coercitiva. Tomar en cuenta que hablamos de vidas que están en juego, no de un mero capricho humano».
A nivel personal, cuando uno asume el compromiso de ejercer una nueva masculinidad con enfoque de género, desde la práctica de vida también uno asume el que lo cataloguen de extraño, raro, o hasta anticristiano». – Yonny Mejía
Yonny Mejía
En el CIEETS Yonny coordina la parte de diplomados y es docente activo del centro, tocando temas como nuevas masculinidades, salud sexual y reproductiva.
Aunque estudió Teología su plan a futuro es estudiar Psicología y poder aportar a una sociedad más humana.
Yonny considera que es un derecho humano de las mujeres, niñas y adolescentes el tener acceso a la interrupción del embarazo en circunstancias donde su salud está en riesgo, hay malformación congénita o ha sufrido una violación.
«Los hombres, las mujeres, adolescentes y niñas no somos seres aislados, esa mujer puede ser la esposa, hija. Por lo que el apoyo incondicional es necesario, respetando cual sea la decisión de la mujer, o la decisión en el interés superior de la niñez».
Roles y la creación de conciencia
A partir de su experiencia como docente Yonny considera que hay 4 temas en los que es necesario crear conciencia:
- Trabajar los mitos y estigmas alrededor del tema de interrupción del embarazo.
- Continuar trabando la equidad de género desde las nuevas masculinidades.
- Reconocer los derechos de las mujeres.
- Deconstruir mitos religiosos e interpretaciones literalitas de la biblia en relación con las mujeres.
«En el ejercicio de la docencia se cuenta institucionalmente con la ventaja de que uno de los ejes transversales del modelo educativo de la FEET es el género, en donde se tiene la oportunidad de abordar estas temáticas, aunque al principio lo que predomina es el discurso de provida», agrega.
Aunque el respeto a las opiniones de los demás es prioridad, Yonny opina que ser fiel al evangelio también implica hacer justicia, cumplir el derecho, optar por la vida plena, velar por los más vulnerables.
«En el centro del reino de Dios reflejado en la práctica de Jesús los sujetos de derechos son la niñez y las mujeres, en resistencia a un sistema social, cultural y religioso que las oprimía. Las mujeres son sujeto de derechos, y la tarea de toda religión o movimiento religioso es acompañar a las personas y no tomar decisiones por ellas», finaliza.