¿Te has puesto a pensar en tu «yo» futuro? ¿Qué vas a pensar de tu «yo» actual en 40 años? La memoria, como sabemos, es un enorme filtro que graba y descarta pasajes de nuestras vidas. Pensá en algo importante que te ocurrió hace más de dos años, ¿qué porcentaje de ese acontecimiento recordás con claridad? Los recuerdos, o la claridad de los mismos, se van perdiendo eventualmente con los años. ¿Qué tanto vas a recordar de esta etapa de tu vida cuando hayás envejecido? ¿Qué te gustaría regalarle a tu «yo» viejitx? Aquí te compartimos algunas ideas para que emprendás un proyecto personal y te lo regalés en unos años.
Un diario o bitácora
Es un proyecto muy funcional para guardar recuerdos porque los diarios permiten describir con precisión lo que hicimos cada día. Tal vez lo que pensés, hagás o sintás no sea tan importante para vos por ahora, pero pensá en el valor que tendrá dentro de unas décadas. Asegurate de escribir suficiente pero no demasiado, para que no te aburrás ni sintás que es una obligación hacerlo, si por alguna razón lo descontinuás, no dudés en retomarlo cuando estés listx de nuevo; una simple disculpa será suficiente. Escribir lo que te pasa es una tarea que requiere mucha dedicación, así que asegurate que lo que escribás esté muy bien guardado, ya sea de manera física o digital, para esta última, los sitios de almacenamiento en línea, somo Drive o Dropbox son una buena opción.
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Hacer un proyecto fotográfico
Las fotografías son la única manera que tenemos de detener el tiempo. Teniendo una pequeña cámara hay un sinfín de proyectos que podemos emprender, este hombre, por ejemplo, se tomó una foto diaria desde 1998 y promete hacerlo por el resto de su vida. Tu proyecto no tiene que ser tan exigente, puede ser un álbum de fotografías impresas, o un blog con fotografías bajo un formato específico, como fotografías de cosas desde un solo punto de vista, fotos de tus pies u objetos en muchos lugares que visitás. También podrías realizar retos fotográficos que te proponen sitios webs como 365project (disponible en inglés) o la aplicación Pikura.
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Una colección
Podrías empezar por coleccionar recuerdos, no significa que te vas a convertir en un(a) acumulador(a), pero… ¿has pensado en el valor sentimental que podrían tener, por ejemplo, la invitación a una boda importante o el programa de un presentación de teatro? Este ejercicio, que consiste en guardar programas, invitaciones, postales, boletos, pequeñas fotos, recortes de periódico, ¡guardá todo lo que, legalmente, podás llevarte a casa!, te servirá para recordar actividades puntuales que realizaste o a las que asististe. Al cabo de un año podrías tener material suficiente para realizar un mural o conformar un «libro de recuerdos«. Si hay algo que te llama particularmente la atención, por ejemplo las monedas, las hojas o las estampillas, también podrías armar tu colección.
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Un hábito saludable
Los regalos anteriores tienen un valor simbólico incalculable, pero este tiene, además, un valor más bien práctico. No sabés cómo vas a ser en 40 años, pero imaginártelo y pensar en cómo vas a ser te va a ayudar a tomar decisiones. Recordá que solo se nos otorga una cierta cantidad de tiempo en la tierra, ¿has pensado cuánto tiempo más te queda? Disponemos de ese tiempo para hacer todo lo que deseamos, por tanto es nuestra responsabilidad cuidar de nuestro cuerpo, que es el instrumento para lograr lo que queremos. ¿Qué mejor regalo para tu «yo» setentón que, simplemente, darte un tiempo para pensar en su bienestar? Normalmente se piensa en los hábitos saludables relacionados con la belleza o el deporte, muy pocas veces se relaciona con la vejés y, a su vez, se piensa muy poco en ésta. Estamos a tiempo.
Escrito por Francisco A. Soza.
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