Naomi Berrio es una joven de 17 años que ha aprendido por sus propios medios el arte de crear trazos a través de la henna. Cuenta con su propio estudio, en el cual crea originales diseños que terminan plasmados en la piel de sus clientes.
La henna es un tinte natural impregnado de un olor adictivo, el cual provoca en el olfato el mismo bienestar que el olor de la tierra mojada cuando ha llovido. Es fabricado con las hojas secas de la planta henna, o alheña. El color de la pasta producto de dicha planta es marrón, un poco rojizo y a veces naranja. Tiene múltiples usos en Oriente Medio, pero entre ellos el que más se ha extendido por todo Occidente es la utilización de sus pigmentos sobre la piel.
Algunos historiadores afirman que su uso data desde la Edad de Bronce. Su término ha sido frecuentemente mencionado en textos antiquísimos, como en el Papiro Ebers, uno de los más antiguos tratados sobre medicina que se han descubierto y que fue escrito en el año 1500 antes de nuestra era.
Cuido y detalle en cada forma
Naomi Berrio nació para el dibujo. Desde los cuatro años ella ha desarrollado este talento. Con el tiempo lo fue perfeccionando de manera autodidacta.
Su primera experiencia con los patrones que ella realiza fue cuando un día se topó en un tutorial de dibujo uno de los diseños de flores más representativos de la cultura india. Sus primeros trazos con este tipo de diseños los hizo en las pieles de sus amigas. La tinta utilizada en aquellos primeros intentos no era henna, sino oscuros trazos de marcador Sharpie.
Con el tiempo, Naomi Berrio aprendió por su propia cuenta la elaboración de la tinta y todo lo que la creación de estos pigmentos ameritaba. Empezó a experimentar con su propia piel y recuerda la primera vez en que portó en su brazo uno de sus diseños, esta vez sí hechos de henna. Berrio tacha su primer dibujo como “una cosa horriblísima”, pero la reacción que causó entre sus conocidos fue otra. Todos quedaron encantados y querían tener el suyo.
Es la combinación de lo que me gusta y el poder sacarle un beneficio.
Como todo proyecto que se emprende, el margen de error es ese fiel acompañante que, a pesar de causar tanta frustración, hace mejorar la calidad de tu trabajo. Las primeras elaboraciones de la pasta de henna fueron para Berrio momentos de confusión, debido a la dificultad de obtener las medidas exactas para cada material utilizado en la fabricación.
Grandes retos
Algunas veces, Naomi Berrio tiene que lidiar con la equívoca idea de que su edad define su madurez o capacidad. En el tiempo que lleva con su estudio, el cual está ubicado en su casa, ha tenido que escuchar comentarios de personas mayores quienes dudan de su talento por tener 17 años. Al final de cada sesión, ella demuestra a través de su trabajo su experiencia en este arte.
Berrio ama los retos, por esta razón cada vez que llega alguien a su estudio y le pide un diseño muy grande, sus ojos brillan al aceptar un reto de esta envergadura. Ha realizados trabajos en toda la espalda, en los hombros, llegando en la cintura y pasando por las piernas, un recorrido por caminos marrones de henna que después del secado se adhiere a la piel y queda la secuela de trazos bien formados, de una belleza que provoca en quien los ve una profunda perplejidad.
Al finalizar cada sesión, Naomi no solo deja felices a sus clientes, también ella queda feliz, pues la absoluta concentración en la cual se suma, provoca en ella la liberación de todo el peso acumulado por sus estudios a lo largo del día. Cada línea (que hago) saca bastantes emociones.
La henna es una propuesta interesante para quienes desean portar en su piel bellos diseños y patrones capaces de prestarse a diferentes lecturas, con una tinta totalmente natural que no crea daños.
Si después de leer esto te animaste a decorar tu cuerpo, podés visitar la página de Facebook Henna by Naomi, sobre esta manifestación que cada vez más toma protagonismo en Nicaragua.
Escrito por Franklin Villavicencio
Excelente artículo