Terminó o más bien inició la residencia de arte URRA en Buenos Aires Argentina. Y digo inició porque a partir de ahí nacieron nuevas dudas e ideas de 16 artistas que participamos de una experiencia de convivencia e intercambio en la ciudad de la furia.
Una residencia de arte permite por un lado darnos un espacio para vernos desde un no lugar, o fragmentar la comodidad rítmica a la que nuestros talleres nos tienen moldeados. Permite también aislarnos de nuestros pequeños insignificantes problemas burocráticos de nuestras sociedades: ir a pagar los servicios básicos, reparar la antena del televisor, cuidar a un familiar, hacer favores, hacer filas, trabajar en un sinnúmero de cosas que no tienen nada que ver con arte. Y que si bien muchas veces aprendemos a disfrutar estas cotidianidades, pronto ese placer se vuelve aburrido.
Una residencia es una hoja en blanco …
URRA es una residencia que lleva 5 ediciones, 5 hojas de papel que terminan siendo árboles-sombras. La más reciente fue del 1 al 30 de octubre del 2014. San Telmo se encargó de cobijar a estos individuos provenientes de diversos lugares, ciudades y mundos. El Bar Hipopótamo y la paraguaya con su tatuaje de corazón bien oculto en el pecho, nos trató con cariño como turistas amistosos, habló guaraní, nos gritó desde su balcón, nos puso las cervezas y nos quitó el maní. Cualquier cosa… menos los amargados buseros de Buenos Aires.
Viajando en tren, en bus o a pincel, nos introducimos en las paredes de las casas de los coleccionistas. Me hubiera gustado ver lo que tienen dentro de las gavetas, en sus bodegas, lo que no les gusta. Me hubiera gustado ver a alguien encadenado a los ojos, encontrar un pelo en la cena, un piso de madera que tronara con el peso del cuerpo, un error en las paredes. El arte de por si es un error.
Existen diversos tipos de residencias, la contemporaneidad ha permitido el entrecruce en la diversidad de métodos y formas de trabajo. La residencia permite visualizar los ritmos y formas de trabajar de cada artista, y uno no es más que otro. Aprendemos viendo al otro, pero también aprendemos sintiéndonos. En la mayoría de los casos los trabajos realizados en URRA fueron situacioncitas, partieron del contexto tiempo-lugar. Por dicha! si no mejor quedarse quietos con el pincel en la boca en el mueble de nuestras casas.
En esos métodos de trabajos fuimos participes, cómplices, observadores, y críticos, a veces entre el jabón y el agua, a veces frente a frente en el Hipopótamo. Cada quien regresa quizás con alguna manera de ver su trabajo permeada, y espero que a beneficio mutuo agujerada.
URRA es un sinnúmero de posibilidades, que permitió en un mes prolongado por años un intercambio de ideas, lenguajes y miradas a ritmo de la bombonera vibrando. Al subirnos al avión el corazón dejo de latir intensamente.
::::::: Yendo de la casa hacia el living (conversando con el espejo)
Charly G: Alejandro, ¿Qué significo para vos esta experiencia de regresar después de un tiempo en convivencia espacial?
YO: considero que lo más importante de una residencia es venir agujerado. Y que con el tiempo se puedan encontrar las piezas para rellenar esos agujeros.
Charly G: ¿cómo fue el proceso de llegar allá? contanos el inicio.
Yo: che, gracias al Apoyo de Espira y en particular a Patricia Belli por la recomendación. Normalmente cada artista es recomendado para una residencia y luego se selecciona a partir de diversos criterios. Todas las residencias tienen sus propios criterios de selección.
Charly G: ¿Qué hiciste de trabajo, hubo algún resultado inmediato?
Yo: Pues pensé en proyectos. Ahora estoy en una etapa de hacer proyectos grandes, hice algunos bocetos, y algunas pinturas que tenían que ver con lo circunstancial, inofensivas acuarelas, pero que reflejaban de alguna manera mi inconformidad con la ciudadanía y el arte.
Envolví un micrófono con carne hasta que se pudriera. Hice un performance caminando con un perro por Recoleta. Compre un perro de juguete y lo traté con cariño, lo humanice. Me pareció extraño mi primer acercamiento con la ciudad y el trato con los perros en oposición al trato entre humanos, me pareció contradictorio y ridículo.
Pero básicamente traigo nuevas ideas para proyectos futuros.
Charly G: a diferencia de otras residencias, que fue lo especial de esta en Buenos Aires?
Las argentinas, sobre todo la gente que trabajo “detrás de bambalinas” Melina Berkenwald, Lía Comaleras, Cecilia de la Fuente, Agustina Mistretta, Raúl Flores.
La calidad de lxs artistas
Charly G: ¿qué significa hacer una residencia para un artista contemporáneo?
Permite visualizar la diversidad de formas de trabajos, en las cuales uno como artistas aprende y comparte de esos procesos. En muchos casos el proceso es literal y en otros es subjetivo que se a reflejar en tu trabajo con el tiempo. Lo otro es los posibles contactos para futuros proyectos.
Lo más importante de esta residencia para un artistas contemporáneo es que compartis y convivis con diversos artistas de diversos medios, y eso es fundamental para cada proceso, además de la diversidad cultural y de los lenguajes que puedan surgir en ese tiempo.
Existe también otra cosa que es importante, que surge de los vínculos emocionales que se generan en ese tiempo. Grandes amigos, colegas y romances pueden surgir, en lo particular me traje una hoja en blanco manchada por cada uno de ellxs.
Alejandro De La Guerra (La concha, Nicaragua 11-16-2014)
ay a le de que te quejas .. juaaaaaaaaaaaaaaaaa casi matamos ala danesa.. juaaaaaaaaaaaa no sabia lo que es LATINOAMERICA JUAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA