La celebración del orgullo LGBT conglomera a cientos de personas que salen a las calles y marchan por un mundo con más igualdad, alegría y respeto.
«Hoy marcharé por Managua, por Nicaragua, por Centroamérica y por mi comunidad. Por visibilizarnos. Porque no somos ciudadanos de segunda clase, por nuestros derechos, porque el amor es libre», comenta Urania Callejas.
Por otro lado, Elyla Sinvergüenza nos cuenta: «Porque creo que es importante el sentido de colectividad, a pesar de las diferentes luchas de cada grupo».
Mientras tanto, Cristina Arévalo, compartió una reflexión alrededor de esta celebración:
Cuando una descubre que es re-tortillera, le entra algo así como el pánico escénico, porque pues cómo si nunca nos dijeron que existía esa posibilidad. No sabes ni por dónde te empieza a recorrer una sensación que te dice “recuerda que calladita te ves más bonita”.
Luego viene el primer gran amor lencho y tienes que hacer todo lo posible para que no se note que entre la doña que te roba el sueño y tú no hay nada más que una muy bonita amistad. Que no está exenta de roces con el dedo gordo del pie derecho por debajo de la mesa o de miradas 14. Después de ese primer amor, vienen otros y aunque ya estás segura que lo tuyo lo tuyo es la tortillería, lo niegas como Pedro a Cristo: tres veces. Lo nombrás de otras maneras: la amiga, la amiga íntima, la muy-muy amiga, la prima o la conocida. Nomás no te atreves a nombrarlo, por el miedo al rechazo, a la discriminación, a perder amistades, a quedarte sola como una ostra.
Y entonces te comienzas a vincular con el feminismo y no solo con el feminismo como un cuerpo de ideas, pensamientos y teorías; sino también con el feminismo que vive en el cuerpo de las feministas que han caminado y han trabajado para que todas y todos tengamos los mismos derechos. Y ahí te comienzas a cuestionar un montón de cosas y a nombrar otro montón, sobre todo eso que te ha incomodado desde que eras una niña -aunque nunca estuviste muy clara de serlo-.
Este 28 de junio, marcho una vez más por el orgullo tortillero (me gusta mucho ese término). Y sí, marcho porque el feminismo me dio el entrenamiento para salir a las calles y me ha permitido nombrarme. Porque ya no tengo que negar nada tres veces, como nos dijeron que le hizo Pedro a Cristo; ni buscarle otros nombres a lo que hoy siento y soy; marcho por aquéllas que no se atreven a salir, pero que agradecen que otras lo hagamos por ellas; y porque frente a las miradas inquisidoras hoy planto una mirada tipo princesa Leia vs Darth Vader, convencida de que “Sin feminismo, no hay orgullo”.