Los hechos del pasado 26 de septiembre del 2014 en la comunidad de Ayotzinapa, Tixtla, Guerrero, México, han abierto una correntada de indignación, desesperación y permanente angustia en un pueblo conocido ancestralmente como guerreros de una lucha de sobrevivencia, protección y justicia por múltiples violaciones a sus derechos humanos. A nueve meses de la desaparición de los 43 muchachos estudiantes, familiares, amigos y ciudadanos solidarios marcharon por la ciudad capital Mexicana para demandar al gobierno una investigación objetiva, eficaz, y transparente
La marcha “43×43” la iniciaron este viernes 26 de Junio y continuó hasta el domingo 28 en un maratón de 43 horas continuas de actividades culturales para conmemorar la tragedia ocurrida hace nueve meses esa noche de septiembre que dejo como resultado a 3 estudiantes fallecidos, 26 heridos y 43 desaparecidos. El vocero de los padres de los 43 expresó que es necesario acercarse a la cultura por que “va de la mano con la libertad para demostrarle a la sociedad Mexicana que no solamente con violencia se puede luchar”.
Este viernes 26 de Junio constituyó un día especial en toda la región Americana. Desde la histórica legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo en todo Estados Unidos, hasta la celebración de los 70 años del documento fundacional de Naciones Unidas la Declaración Universal de los Derechos Humanos, creada el 10 de diciembre de 1948 y firmada el 26 de Junio de 1945 en San Francisco, California. Siete décadas de implementación internacional de protección de la humanidad que representa sin lugar a duda un gran paso al reconocimiento de los derechos fundamentales de todas las mujeres y todos los hombres de este planeta. Este 26 de Junio también se celebró el día internacional en apoyo a las victimas de tortura. La Comisión Inter-Americana de derechos Humanos, CIDH, en un comunicado de prensa mostró su preocupación sobre las victimas de tortura agregando que 30 años después de adoptada la Convención Inter-Americana para prevenir y sancionar crímenes de tortura su practica persiste en la región. México no es ajeno a estas practicas y lo mas lamentable es que se comete en contra de jóvenes indígenas estudiantes.
Aunque lo ocurrido el pasado 26 de Septiembre todavía no esta claro, muchos alegan que ha sido un crimen de Estado en donde la policía, el ejercito y miembros del gobierno municipal fueron los actores de los hechos, así lo expreso Anayeli Guerrero, hermana de Yosivani Guerrero de la Cruz, uno de los 43 desaparecidos: “para nosotros nos queda bien claro que la desaparición de los muchachos no es una desaparición, es un secuestro de Estado”…
La Comisión Inter-Americana de derechos humanos, CIDH, firmo el año pasado un acuerdo de voluntades con el Gobierno Mexicano para brindar asistencia técnica e investigar a fondo este caso en donde ve de suma importancia dado que representa una oportunidad clave para avanzar en un tema de carácter estructural que México viene sufriendo desde hace años, como son las desapariciones forzadas de personas, comento la presidenta de la CIDH, comisionada Tracy Robinson.
Por su parte, los padres y familiares de los 43 han permanecido activos en la demanda por la aparición con vida de sus hijos. Han organizado marchas multitudinarias a nivel nacional, caravanas a nivel internacional como la de Estados Unidos, Europa y Sudamérica en marzo y abril de este año, plantones, foros, conferencias, han acudido a diferentes instancias del gobierno, organizaciones de derechos humanos tanto nacionales como internacionales como el Comité contra la desaparición forzada, la CIDH y recientemente ante el Foro Permanente para las
Cuestiones Indígenas del sistema de Naciones Unidas, aprovechando la jornada global en la ciudad de Nueva York este pasado 26 de Abril, 2015.
Estanislao Mendoza, padre de Miguel Ángel Mendoza Zacarías, uno de los 43, nos comento que ha sido un proceso doloroso de mucho sufrimiento, que los ha dejado agotado, que no duermen por estar en la espera de sus hijos pero que están siempre luchando y agradecidos por todo el apoyo brindado por la gente tanto de México como en Estados Unidos ya que ellos han dejado sus trabajos por marchar, por exigir justicia y cada vez viven mas en pobreza y en zozobra por las represiones ejercidas por parte del Estado.
Ya es un hecho conocido mundialmente lo ocurrido ese 26 de septiembre contra varios jóvenes estudiantes y maestros que representaban “el futuro de un pueblo”. Este pequeño pueblo indígena de la ciudad de Guerrero son realmente guerreros. Jóvenes y adultos con consciencia abierta, instintiva y sensible a lo que pasa en sus comunidades y en su país. Ellos, guerreros todos, no tienen miedo a enfrentarse a quien sea con tal de esclarecer los hechos y que se haga justicia a como lo expreso Blanca Luz Navas Veles, madre de Jorge Álvarez Navas, uno de los 43 desaparecidos: “nosotros lucharemos hasta donde sea y con quien sea, no tenemos miedo porque yo por mi hijo doy la vida”.
De acuerdo a constituciones nacionales, tratados y convenios internacionales, en casi la mayoría de los países del mundo, uno de los principios de los Estado es la obligación de resguardar, proteger y defender a sus ciudadanos al igual que garantizarle el derecho a la educación, la libertad de expresión, la libre organización, y la de igualdad ante la ley. Pero el Estado Mexicano aun no garantiza un debido proceso transparente y convincente. Ha perdido credibilidad entre sus ciudadanos y ha reprimido poco a poco a las escuelas rurales que han brindado una enseñanza holística, integral y critica a las nuevas políticas de gobierno que lamentablemente se les han visto como semilleros de izquierda y por eso es que el Estado cada vez mas recorta el presupuesto y las cierra, según las declaraciones de Vidulfo Rosales Sierra, Abogado de derechos humanos de Tlatxinola.
Algo que hay que aprender de nuestros hermanos Mexicanos es a educarnos de manera independiente, a investigar y ser conscientes de nuestra realidad, a no dejarnos engañar, a luchar y a resistir pero no con violencia sino de manera unida, creativa y solidaria, a utilizar la cultura como una herramienta transformación social, de lucha pacifica y de resolución de conflictos. La verdadera educación comienza a surtir efecto cuando un pueblo es critico, cuando a través de la educación adquirida pueden ser capaces de ser seres independientes mentalmente y poden analizar, criticar la realidad con objetividad, crear nuevos espacios de expresión y ser agentes de cambio social.
“Un pueblo educado es un pueblo libre” – José Martí
Por Vera Narváez Lanuza
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